-
Pues mejor, así me la quito de encima. –Nos reímos. Vamos al comedor y
desayunamos tranquilamente. Después reunimos a los alumnos en la cancha de
football-. Bueno chicos, el día se presenta ajetreado. Nos vamos a dar un paseo
por el bosque y por la tarde vamos a hacer campeonato de deportes. Sé que no
tenéis 10 años pero no os vendrá mal un poco de ejercicio. Hay cancha de
football, dos de baloncesto, 2 de volleyball y 4 de tennis. Os pido que cuidéis
del material. Bueno, vámonos. –Nos ponemos a caminar en dirección a la montaña.
Al medio día volvemos al campamento a comer. Por la tarde les dejamos a los
chicos los balones y se ponen a jugar. Yo mientras tanto leo un poco sentada
bajo un árbol. Yosh se acerca.
-
¿Qué lees?
-
“En un país no tan multicolor”
-
Parece interesante. ¿De qué va?
-
Una pareja de abuelos están recordando los mejores momentos de su juventud y
aprovechan para contarse todo aquello que se han ocultado durante su
matrimonio.
-
Y, ¿está bien?
-
Sí. Se podría decir que es una comedia romántica pero también hay mucho drama.
–Oímos una risa incontrolable, vemos que Sonia se acerca con Martin y parece
muy feliz.
-
Espera un momento. –Le dice a Martin mientras se acerca a nosotros-. Hola,
quería pediros disculpas. Sobretodo a ti Alex. Me he comportado como una niña
pequeña y me siento muy mal. Yosh, es cierto que creía que sentía algo por ti,
pero al conocer más a fondo a este chico me he dado cuenta de que no puedo ser
tan tonta y haceros un favor y deciros lo que sentís de una vez. –Se va con
Martin y Yosh y yo no podemos evitar mirarnos. Me pongo roja y salgo corriendo
en dirección al lago.
-
¡Alex, espera! –Me sigue hasta el lago y me detengo.
-
No, otra vez no. –Empiezan a caérseme las lágrimas-. Ya me destrozaste el
corazón hace 6 años y no quiero que lo vuelvas a hacer, así que me voy. –Yosh
me detiene.
-
¿De qué estás hablando?
-
¿Recuerdas el día que hicimos un picnic para celebrar que íbamos a la
universidad?
-
Sí.
-
Nos pasamos con la bebida y en un momento de confesión te dije que te quería,
que estaba enamorada de ti y… soy tan tonta que sigo estando enamorada de ti.
Desde que somos pequeños. Al principio cuando éramos pequeños sólo me gustabas
pero con el tiempo me enamoré de ti, de tus manías, de tus defectos. Te quiero
y sé que no voy a poder amar a otra persona tanto como te quiero a ti y es
horrible. Me dijiste que no sentías nada y que sólo querías una amistad
conmigo. Eso me hizo ver que nunca serías mío. Estoy condenada a estar sola o a
estar con alguien a quien no quiero de verdad. Llámame estúpida por todo esto
pero estoy harta de fingir que no siento nada cuando me miras con esos ojos que
me vuelven loca. Harta de quedarme callada y no decirte lo que siento. –Me
siento muy liberada al decirle eso, incluso sabiendo que nuestra amistad se ha
roto para siempre-. Te quiero tanto que haces que te odie. –Me entraron ganas
de llorar-. Lo siento. No puedo seguir así. –Me voy corriendo. Yosh se queda
atrás confuso.
-
Yo…
Una
vez en mi cabaña no quiero ni llorar. Me planteo irme del campamento pero no
quiero dejar sola a Sam. Ya he pasado por esto durante muchos años. Sólo tengo
que mirar al futuro y seguir adelante. Me doy una ducha para despejarme y
durante la cena evito a Yosh en todo momento. Al terminar de cenar me voy a mi
cabaña y me tumbo en la cama. Me duermo entre pensamientos.
Mientras
tanto Sam está muy nerviosa. Ha quedado con Mike en el lago para hablar. Está
sentada cerca de la orilla. Al poco rato llega Mike y se sienta junto a ella.
-
Hola.
-
Hola.
-
Hace una noche agradable.
-
Sí. Invita a estar aquí fuera.
-
Se está muy bien. –Se quedan en silencio.
-
Mike, he estado pensando y siento haberme lanzado así. Debes haber creído que
estoy deseosa de hacerlo. A lo mejor has pensado que soy un poco promiscua.
-
No –la coge de la mano- no te preocupes. No pienso nada de eso. Eres dulce y
tierna. Me gusta que seas así. Eres paciente y cautelosa. Eres increíble. –Le
da un beso.
-
Gracias. –Se abrazan y miran el agua del lago.
-
Quizás debamos aplazar esto para otro momento.
-
Sí. Tienes razón. –No lo dice muy convencida. Agacha la cabeza.
-
¿Qué te pasa?
-
No. Es que ya me había mentalizado.
-
Lo siento. Yo creía que no estabas del todo segura.
- No
pasa nada. –Le da un beso-. Tienes razón. –Se dan otro beso más largo. Se miran
y se vuelven a besar, un beso todavía más largo y con tono apasionado.
- O
también podemos dejarnos llevar a ver qué pasa.
-
Me parece bien. –Vuelven a besarse, aún más intensamente. Se besan durante casi
dos minutos. Después se separan y Sam se levanta, coge de la mano a Mike y le
conduce a su cabaña. Entran y siguen besándose. Poco a poco se van acercando a
la cama y empiezan a quitarse la ropa el uno al otro. Lentamente se tumban en
la cama sin dejar de besarse. Mike se separa un momento de Sam y le dice que
espere. Va al baño y al rato vuelve. Se tumba encima de ella y continúan
besándose. Terminan de quitarse toda la ropa y una vez completamente desnudos
se miran a los ojos.
-
¿Estás segura?
-
Sí. –Dicho esto Mike besa a Sam dulcemente. Empiezan lentamente, ninguno sabe
qué hacer y Mike no quiere hacerle daño. La mira a los ojos.
-
¿Estás bien? –Asiente y continúa. Cuando terminan Mike se tumba a su lado y le
besa la mejilla-. ¿Qué te ha parecido? –Ella se gira y le da un beso en los
labios.
-
Ha sido genial, pero más aún por haberlo hecho contigo.
-
Yo también. El sentir tu cuerpo junto al mío ha hecho que me sienta muy
protegido. –Se quedan un rato en silencio mientras se miran-. Te quiero.
-
Y yo. –Se dan un beso y se duermen abrazados. Al día siguiente Mike se
despierta. Se levanta despacio, se viste, le da un beso en la frente, la deja
durmiendo y se va. Al rato Sam se despierta con una sonrisa, se viste y se
dirige a mi cabaña.
-
Hola.
-
Hola Sam. –Estoy con una cara muy tiste y Sam se da cuenta.
-
¿Qué te ha pasado?
-
Ayer, le conté todo a Yosh, pero de una manera nada romántica. Le dije que estaba
harta de fingir y cuando terminé de desahogarme me fui y le dejé con la palabra
en la boca.
-
¿Es así como quieres acabar vuestra amistad?
-
No, pero si no puedo tenerle no voy a soportar estar cerca de él. Es mejor que
dejemos que las cosas se enfríen.
-
Ya, pero ni siquiera dejaste que te dijera lo que piensa. Yo creo que al menos
se merece eso.
-
Tienes razón. Y ¿tú por qué venías tan contenta? –Se pone roja-. No me lo
digas, lo habéis hecho.
-
Sí.
-
Oh, mi hermanita ya es una mujer. Y ¿qué tal la experiencia?
-
No tengo palabras para describirla. Fue como si mil mariposas me llevaran
volando por el cielo. No sé, fue el mejor momento de mi vida.
-
Bueno, vámonos a desayunar.
-
Vale pero luego habla con Yosh, no dejes las cosas así. Sois amigos desde siempre.
-
Está bien. –Nos vamos a desayunar y después como hace frío decidimos quedarnos
en la sala de cine a ver una película. Me acerco a Yosh y le digo que quiero
hablar con él fuera. Vamos a su cabaña y nos sentamos en la cama-. Yosh,
después de lo de ayer te mereces una disculpa por haberme comportado así.
Estaba enfadada y no quería terminar de esa manera nuestra amistad. Te pido
perdón y si aún quieres ser mi amigo te lo agradecería.
-
No.
-
¿Qué?
-
No quiero tu amistad.
-
Pero…
-
Me dices que estás harta, que no quieres seguir fingiendo que no sientes nada
por mí y te vas sin dejarme decirte nada. Fue muy egoísta por tu parte.
-
Lo siento. Estoy muy avergonzada. –Agacho la cabeza. Él me toma la barbilla con
su mano y me levanta la cabeza para que le mire a los ojos.
-
Alex, te perdono pero no me has dejado contestarte.
-
¿A qué?
-
A esto. –Se acerca muy despacio, cierra los ojos, yo hago lo mismo y me besa.
El mejor beso de mi vida. Puedo notar su sabor. Nunca me habían dado un beso
como ese. Nos separamos lentamente y nos quedamos mirándonos-. Yo también te
quiero, te he querido y nunca amaré a otra persona tanto como te quiero a ti.
-
¿Qué? Pero durante todo este tiempo, no me lo has dicho ni yo tampoco.
-
Lo sé. Somos idiotas.
-
Pero hay una cosa que no entiendo, el día del picnic me dijiste que no sentías
nada por mí.
-
Alex tú crees que no me acuerdo pero te dije eso porque ya te ibas a Nueva
York. Te dijera lo que te dijese te iba a perder de todas formas y quería que
siguieras con tu vida.
-
Entonces, durante 24 años nos hemos querido y hemos tenido que esperar a que
pasase esto para ser sinceros con nuestros sentimientos.
-
Ya te he dicho que somos idiotas. Pero más idiota he sido yo por dejarte
escapar. –Me da otro beso-. ¿Sabes el tiempo que llevo deseando hacer esto?
-
Pues supongo que 24 años. –Nos reímos. Nos damos otro beso y llaman a la
puerta. Nos separamos-. No podían ser más inoportunos. –Abre la puerta.
-
Oye Yosh que –me mira- lo siento ¿interrumpo algo?
-
No, dime.
-
Se ha estropeado la televisión y no encontramos al dueño. ¿Puedes venir?
-
Sí. Ahora voy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario