Lectores

viernes, 4 de mayo de 2012

Capítulo 8

- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Escueeceeeeee!
- ¡¿Yosh?! ¡Yosh! –Se pone de rodillas mientras se estremece de dolor-. Lo siento mucho, pensé que eras un ladrón o algo así y como me has puesto la mano en el hombro, yo, yo… mejor te llevo al baño.
- ¡Sí, por favor! –Le llevo con cuidado al baño y se lava los ojos. Cuando le calmó el dolor se seca con papel y se me queda mirando con los ojos rojos-. ¿Los tengo muy rojos?
- Un poco. De verdad que lo siento.
- ¿Se puede saber con qué tipo de espray anti-violadores me has rociado?
- Con perfume. –Nos reímos-. Lo siento mucho, por favor perdóname.
- Tranquila, claro que te perdono. –Le acompaño al gimnasio.
- ¿Qué haces aquí? –Veo que tiene una maleta en el gimnasio-. ¿No me digas que estás viviendo aquí?
- Sí… el otro día me echó mi casera porque se ha jubilado y necesitaba el piso y aún no he encontrado otro.
- Aquí no te vas a quedar. Te vienes ahora mismo a mi casa y no quiero objeciones.
- Alex, no puedo aceptarlo, no puedo gorronearte.
- Pero qué dices, si soy yo la que está invitando.
- Que no, que además me sentiría incómodo con tu hermana, al fin y al cabo soy su profesor. Y tú tienes novio y seguro que no le hace mucha gracia.
- Tú por eso no te preocupes, lo entenderá. Además hemos sido amigos 18 años. Vamos, y no te resistas que no quiero llevarte a la fuerza.
- No serás capaz.
- ¿Es que no recuerdas aquel verano en que…?
- Vale, vale, te atreves, mejor vámonos, ah por cierto, me dijiste que eso era agua pasada.
- Sí, pero siempre viene bien para chantajearte un poquito. –Hicimos una apuesta, él perdió y el precio a pagar era bajarle los pantalones delante de las chicas, cómo me pude reír-. Vamos que te ayudo a coger tus cosas y nos vamos.
- Pero, ¿tienes espacio?
- Sí, tranquilo. Tengo tres habitaciones, mi hermana duerme en la de mis padres y tú en la de invitados. Y tranquilo, no tiene baño propio pero puedes usar el de abajo, Sam y yo usamos el de arriba.
- Pero, ¿estás segura de esto?
- Qué sí.
- Está bien, pero te tengo que pagar algo, porque si no, no iré.
- Vale, ya hablaremos de dinero. Vámonos. –Cojo parte de sus cosas y las llevo a mi coche. Le indico el camino a mi casa. Una vez arriba:
- Oye Sam. Tengo que decirte una cosa.
- Dime.
- Me he encontrado a Yosh viviendo en el gimnasio y bueno le he dicho que se venga aquí hasta que encuentre otro piso, es que su casera le ha echado así que le tendremos por aquí algunos días. ¿Te parece bien?
- Sí, claro. De todas formas es tu piso.
- Ya, pero tú de momento vives aquí provisionalmente así que tu opinión importa.
- Vale. No pasa nada. Además podría sacar partido a esta situación. Eh, Yosh.
- Dime.
- Esos exámenes que rulen.
- Más quisieras.
- Estaba de broma. –Le guiña un ojo a Yosh.
- Bueno. –Le acompaño a la habitación -. Te dejo para que te instales.
- Muchas gracias Alex. No sabes el favor que me estás haciendo. Ya me estaba cansando de dormir en colchonetas. –Se me acerca y me abraza. Disfruto cada segundo y percibo un dulce olor a colonia.
- No me lo puedo creer. ¿Aún llevas la colonia que te regalé cuando terminamos el instituto?
- Sí. Me gustó tanto que es la única que me pongo. –Le sonrío.
- Bueno, te aviso luego para la cena. –Le dejo y cierro la puerta. Me apoyo contra la pared y no puedo contener un suspiro. Le tengo tan cerca pero a la vez tan lejos. Me pongo a hacer la cena. Al rato Yosh sale de la habitación y se pone a ver la tele con Sam, se llevan tan bien. Siempre que venía mi casa cuando éramos pequeños le traía un caramelo. Me confesó que le gustaban mucho los niños y que quería tener muchos cuando fuera mayor. Llaman a la puerta y mientras Sam va a abrir recuerdo que esta noche se iba a quedar a dormir Bobby. Voy corriendo a abrir yo la puerta.
- Hola cariño. Siento llegar tarde pero he tenido que llevar los bocetos a un cliente a la otra punta de la ciudad.
- No te preocupes, la cena aún no está lista. Escucha, te quería comentar que ¿te acuerdas de Yosh? No tiene dónde dormir y le he dejado que se quede aquí mientras tanto así que no te extrañes si le ves a menudo por aquí, ¿vale? –Le doy un beso.
- No tranquila. Me has hablado mucho de él y es tu amigo, no me importa que esté aquí.
- ¿Estás seguro?
- Que sí. No soy una persona celosa.
- Gracias. –Me da un beso y le acompaño al salón.
- Hola Yosh. –Yosh se levanta y se dan un apretón de manos.
- Vamos a cenar.
- Yo me voy. Un placer haberte visto Bobby.
- ¿No te quedas?
- No, he quedado con Sonia. Hasta luego.
- Adiós. –Nos pusimos a cenar y Bobby se quedó a dormir. No puedo conciliar el sueño. Son las 3 de la mañana y bajo a por un vaso de zumo. Mientras lo bebo abren silenciosamente la puerta de la entrada. Es Yosh.
- ¿Llegas a estas horas?
- Sí, me he distraído con Sonia. Hasta mañana. –Me voy a dormir.
- ¿Era Yosh?
- Sí. ¿Qué haces despierto?
- Te he oído levantarte.
- Siento haberte despertado.
- Y ¿qué se cuenta?
- ¿Estás celoso? –Se lo dije sensualmente y me acerco a su cara.
- No. Ya te dije que no soy celoso.
- Te estaba chinchando. Vámonos a dormir.
- Hasta dentro de unas horas. –Me da un beso y me quedo dormida-. Alex, despierta. He hecho el desayuno.
- Mmm, qué rico.
- Estaba pensando en que después de desayunar nos podríamos dar una ducha.
- Vale. –Nos duchamos y bajamos para irnos-. Buenos días.
- Hola Alex, me voy que Mike me está esperando abajo.
- Hasta luego cariño.
- Yo también me voy. Te llamo luego. –Bobby me da un beso y se va.
- Y ¿qué tal ayer con Sonia?
- Bien. Me invitó a cenar en su casa.
- Parece maja. –Recuerdo lo que me dijo cuando la conocí.
- Sí, pero como ya te dije no veo que esta relación vaya a ir muy lejos.
- Bueno, me voy que tengo que entregar un informe a la directora.
- Hasta luego. –El día se pasó volando. Vuelvo a casa y como sólo con Yosh porque Sam me dijo que iba a comer con Katy y Mike. Después me quedo viendo la tele con Yosh. Al poco rato suena su teléfono.
- ¿Dígame?...Sí… ¿En serio?...De acuerdo…Vale, muchas gracias…Adiós. No me lo puedo creer.
- ¿Qué pasa?
- Me han ofrecido un puesto de trabajo en la universidad de Washington.
- ¿En serio? ¿Has aceptado?
- Me han dicho que tengo hasta finales de enero para decidirme.
- Y ¿qué vas a hacer?
- No lo sé. Es una gran oportunidad, siempre quise trabajar en una universidad. Ya veré. –En el fondo no quiero que se valla.

Los días fueron pasando y cada vez notaba más celoso a Bobby. Ya queda menos para navidad y se empieza a notar en el ambiente.
- Sam, papá y mamá me han dicho que no van a poder estar aquí para Nochebuena ni tampoco para año nuevo porque a papá le han ofrecido pasar ambas fiestas con la empresa y no puede faltar.
- Me voy a sentir extraña sin pasarlas con ellos.
- Te acabarás acostumbrando.

Esa tarde voy a cenar con Bobby para hablar con él.
- Cariño, me gustaría que hablásemos una cosa.
- Primero yo, te tengo que dar una mala noticia: no voy a poder estar contigo para Nochebuena. Tengo que asistir a una cena-reunión de mi empresa y me han dicho que tengo que realizar unos bocetos. Lo siento. Me encantaría pasarla con vosotras pero no va a poder ser. Pero en Nochevieja sí estoy.
- No te preocupes. Además va a estar Yosh así que…
- ¿Qué va a estar Yosh? –Me interrumpe bruscamente-. ¿No crees que pasas demasiado tiempo con él?
- ¿Ves? De eso precisamente quería hablar. Últimamente estás muy celoso, y me estás empezando a agobiar. Y también me llamas todo el tiempo sólo para preguntarme si estoy con él. Es sólo un amigo, ¿es que acaso no confías en mí?
- Sí que confío en ti, pero, no puedo evitar pensar que va a pasar algo entre vosotros.
- Pero, ¿no te estás escuchando? Me dices que confías y a la vez me dices que te voy a engañar. –Subimos el tono de voz.
- No es eso.
- ¿Ah no? Pues entonces dime qué es. Al principio hasta me alagaba que te apreciase tanto pero ahora, estás paranoico.
- ¿Paranoico? Pero si he visto cómo le miras.
- ¿Le miro cómo? No me puedo creer que me estés haciendo este numerito.
- Eres tú la que va provocando.
- ¿Me estás llamando calientabraguetas?
- Yo no he dicho eso.
- Pues es lo que quieres insinuar. –Se acerca el camarero.
- Perdonen pero les voy a tener que pedir que se marchen, están molestando a los otros clientes. –Nos relajamos un poco.
- Sí, lo siento. Ya nos vamos.
- Será mejor. Lo sentimos. Adiós.
- Adiós. –Nos metemos en el coche.
- Llévame a casa, por favor. –Ponemos rumbo y al llegar nos quedamos en el coche pensativos-. ¿Cómo hemos podido llegar a tal extremo?
- Lo siento.
- Yo también. Bobby, te quiero pero esto se está descontrolando.
- ¿Me estás dejando?
- No, te estoy dando un ultimátum. O los celos o yo. –Hubo silencio-. Ya veo que has elegido.
- No es eso Alex, el problema es que me cuesta mucho cambiar, soy muy celoso.
- No tranquilo. Si ya veo que es más importante tus tonterías que nuestra relación. Adiós.
- Entonces, ¿hemos terminado?
- Dímelo tú. –Abro la puerta y entro en el edificio. Subo en el ascensor, entro en casa, no saludo a nadie, voy a mi habitación, me tumbo en la cama y me pongo a llorar. Sam al verme me sigue y entra sigilosamente en mi cuarto, se acerca a mí.
- ¿Qué te pasa?
- Bobby y yo hemos roto.
- ¿Por qué?
- Es demasiado celoso. Me ha dicho que le costaría mucho cambiar y me he marchado.
- Lo siento. ¿Quieres que te traiga algo?
- No, sólo quiero dormir.
- Vale, hasta mañana. –Se va y me quedo dormida. Al día siguiente me levanto, me doy una ducha  y salgo a desayunar. Menos mal que es fin de semana porque no me apetece ir a trabajar.
- Hola, ¿estás mejor?
- No mucho, pero no puedo estar con alguien así. Supongo que Bobby no era la persona adecuada.
- Oye, Alex. Sam me ha contado lo que te ha pasado con Bobby. Lo siento mucho.
- No te preocupes. Estoy bien. Agradezco tu preocupación.
- Si necesitas algo, sólo dímelo.
- No, tranquilo. –Entro en mi habitación y me pongo a ordenar mi armario, encuentro unas fotos así que no puedo evitar sentarme en la cama a mirarlas. Primero veo unas de cuando tenía cinco años. Después de cuando era una adolescente, ¡cómo se parece Sam a mí!
- ¿Qué estás haciendo?
- Estoy viendo unas fotos de cuando era más joven.
- Vaya, pero si en esta salgo yo.
- Sí, estabas muy guapo con el esmoquin.
- Lo sé, era de mi padre.
- Yosh, siempre te voy a agradecer que me acompañaras al baile después de que no tuviese a nadie con quien ir.
- No tienes que agradecerme nada, somos amigos, estamos para ayudarnos. Mira éstas, eran de cuando nos teníamos que vestir para hacer las funciones de navidad del colegio. Odiaba vestirme de pastorcillo.
- No te quejes que yo un año hice de niño Jesús y eso que soy una chica.
- Es verdad, aprovecharon que tu madre te había cortado el pelo muy corto.
- Estuvieron riéndose dos semanas de mí. Me llamaban el niño. Es increíble lo crueles que pueden llegar a ser los niños.
- Sí. –Yosh sigue mirando las viejas fotos y yo encuentro una en la que salgo con Bobby. No puedo evitar que se me caiga una lágrima-. ¿Estás bien?
- No, es que, hemos roto por una tontería y en el fondo me siento culpable y…-Empiezo a llorar.
- Eh, eh. –Se me acerca y me abraza-. No ha sido culpa tuya. Venga, desahógate todo lo que quieras. –Yo sigo llorando.
- Me siento tan vacía, tan miserable. Tendría que haber tenido en cuenta sus sentimientos.
- Si quieres hablar de ello, adelante. –Me calmo un poco y nos separamos.
- Bobby me dijo que no era celoso pero últimamente me estaba agobiando con llamadas cada dos por tres y preguntándome si estaba con…
- ¿Le diste motivos para estar celoso?
- No, bueno, Bobby está celoso de ti. Cree que como estás aquí le estaba engañando.
- Te lo dije. Debería irme.
- No, por favor quédate, no me dejes tú también. –Me pongo a llorar otra vez. Me vuelve a abrazar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario