Lectores

viernes, 4 de mayo de 2012

Capítulo 10

- Hola Sam, ¿qué tal chicos?
- Bien. ¿Estás nerviosa?
- Sí, un poco. Es que no sé cómo es el sitio.
- Tranquila que te va a encantar. –Nos subimos al autobús. Sam se pone con Mike y el asiento al lado mío está vacío. Entra Yosh y se va a sentar a mi lado cuando Sonia le dice que se siente con ella. Yosh me mira y le digo que vaya. Yo miro por la ventanilla. Es tan diferente a España. Cuando voy por la carretera no siento la misma sensación que cuando estoy aquí. Yosh se sienta a mi lado y me libra de mis pensamientos.
- ¿Qué tal?
- Bien. ¿Y Sonia?
- Se ha dormido. –Nos quedamos en silencio mirando por la ventanilla-. ¿Te das cuenta de cómo pasa el tiempo?
- Sí.
- Hace poco estábamos así sentados en el autocar para ir de excursión a la montaña en 4º de ESO y pensábamos en el futuro.
- Tú querías hacerte profesor de una universidad y yo quería empezar a comprender cómo funciona la mente humana.
- Parece que los dos hemos cumplido ese sueño.
- ¿Vas a aceptar la oferta de trabajo?
- Sí. Cuando volvamos de la excursión les llamaré y me iré a la semana siguiente.
- Tienes donde alojarte.
- La universidad me concede una habitación de profesores hasta que encuentre una casa. Me han dicho que puedo usarla indefinidamente si quiero, pero me gustaría echar raíces.
- Sí. Es lo mejor.
- Ya he hablado con la directora. Está de acuerdo porque fue ella quien me recomendó. Está buscando otro profesor.
- Me alegro mucho por ti. Te lo mereces.
- Gracias. ¿Y tú?
- Pues seguiré en el instituto. Me gusta y no puedo dejar de trabajar.
- ¿Qué tal con Bobby?
- Pues el otro día quedé con él para tomar café y muy bien. Estamos bien, parece que lo hemos superado los dos.
- Eso está bien. Tampoco merece la pena que estéis enfadados. Habéis compartido muchas cosas. Mira, ya queda poco. En 5 minutos llegamos. Voy a hablar a los salvajes. –Reímos.
- Vale. –Se levanta y se dirige a los chicos.
- A ver chavales. Estamos llegando lo que significa que en cuanto nos bajemos vais a ir instalándoos en vuestras cabañas. Hemos pedido que dejen un mapa para aquellos que aún no habéis ido y tendréis hasta la 1:30 pm para conocer la zona. A esa hora quiero que estéis todos en el comedor. Para los que no habéis ido nunca es un buffet y los horarios de comida están puestos en la hoja del mapa. Hace frío pero no tanto como para que no podamos hacer actividades al aire libre, eso sí, el que se quiera bañar en el lago, puede ir preparándose para volver a su casa porque enfermos no atendemos. Creo que os ha quedado claro. –Se para el autocar-. Podéis bajar, coger vuestras cosas e instalaros. Nos vemos a la 1:30 pm, por cierto, conectad vuestros GPS en el móvil para que si os perdéis podamos encontraros. Hasta luego. –Dicho esto bajaron todos y empezaron a instalarse. Bajamos nosotros y cogemos nuestras maletas. Sonia se me acerca.
- Alex, ¿me puedes hacer un favor?
- Sí, dime.
- ¿Puedes ir a la oficina central y darles el dinero tú? Es que me encuentro un poco mal y quiero descansar.
- Sí. Voy yo tranquila. –Cojo el dinero y me dirijo a la oficina. Es un poco más grande que el resto de las cabañas. Entro y me acerco a una mesa donde ay un chico muy guapo.
- Hola, acabamos de llegar.
- Hola, bienvenidos. ¿Les habéis dicho que les hemos dejado un mapa en las cabañas?
- Sí, les hemos puesto al día.
- Vale. Aquí te dejo la última parte del dinero.
- Pero si ya me entregasteis el dinero completo hace un mes.
- ¿En serio?
- Sí, la directora me mete el dinero en la cuenta bancaria, como siempre.
- Entonces este sobre –lo abro- está vacío.
- Te has debido confundir. –Me quedo pensando.
- Sí, sabes es que estoy pasando por una mala racha y no sé lo que hago. Perdona.
- Te perdono si cenas conmigo esta noche.
- ¿Qué? Quiero decir, me lo pienso y luego te digo. Hasta luego y gracias. –Me voy y me dirijo a la cabaña de los profesores. Entro bruscamente-. Sonia, me has... –Veo que están Yosh y Sonia.
- Alex, ¿dónde estabas?
- Es que, he ido a dar un paseo, me encontraba mal. –Miro a Sonia desafiante. Yosh se me acerca y me toca la frente.
- Pues fiebre no tienes. ¿Quieres recostarte un rato?
- No si ya se me ha pasado.
- Ahora que me doy cuenta. Aquí sólo hay dos camas. –Claro, por eso quería que me ausentase, para que ellos se quedaran en esta cabaña y tener que irme yo a otra. ¡Será zorra!
- Es verdad. –Dice con tono sarcástico-. Bueno pues alguien tendrá que irse a la otra cabaña.
- Tranquilas que me voy yo. Así estáis las chicas juntas.
- Pero… pero... –Recoge sus cosas.
- Bueno nos vemos en cuanto me haya instalado. –Mierda, ahora tendré que dormir con esta. Al menos no estará a solas con Yosh. Se va Yosh y nos quedamos solas.
- Con que te encontrabas mal, pues que veas que no te ha salido bien la cosa.
- Tu caya, estúpida. Yosh es mío. No te metas entre nosotros.
- Perdona monada pero entre vosotros hay aire.
- Ya, por eso me desea ¿no?
- Tierra llamando a loca. Yosh no quiere nada contigo, si te lo dijo.
- Y ¿tú cómo lo sabes? Bueno eso da igual, me dijo eso pero no es lo que quiere. Ya lo verás. –Empiezo a sacar la ropa de mi maleta y a colocarla. Sonia no para de mirar por la ventana.
- Ahí está. Hasta luego. –Se va dando un portazo-. Hola Yosh. Ya he terminado de alistarme. ¿Quieres que demos un paseo por la zona?
- En realidad iba a enseñarle el sitio a Alex, es la primera vez que viene y no quiero que se pierda. Hasta luego. –Yosh se marcha.
- Y no quiero que se pierda –dice a modo de burla-. Esta no me quita a Yosh. Se va a enterar. Ah, ese debe de ser el dueño del campamento, le voy a dar celos a Yosh.
Mientras tanto Yosh entra en la cabaña.
- Hola, ¿qué tal vas?
- Ya he terminado.
- Bien. ¿Te apetece que te enseñe el campamento?
- Sí. Vamos. –Me lleva por un sendero que cruza el bosque y mientas paseamos vemos a algunos alumnos. Nos paramos en un lago no muy grande que tiene una cascada.
- Mira arriba. Hay un río que termina aquí en el lago. Este sitio por la noche es precioso.
- Sí, puedo imaginármelo. Bueno, vámonos al comedor que ya van a ser y media.
- Sí. Vamos. –Empezamos a comer y por la tarde dejamos que los chicos hagan lo que quieran. Yo me quedo leyendo un libro. Mientras tanto Sam está con Mike en la orilla del lago.
- ¿Te gusta el lago?
- Sí. Es un sitio muy relajante y bonito. –Mike se acerca más a Sam.
- Oye, llevo tiempo queriéndote preguntar algo.
- Dime. –Se acerca aún más y la rodea con su brazo.
- ¿Qué te gusta de mí?
- Pues, me haces sentir segura, me siento querida a tu lado y cuando estoy contigo nada más importa. –Le da un beso-. ¿Y tú?
- Me gusta mucho cuando te ríes. Tu sonrisa es única. –Sam sonríe-. ¿Ves lo que te digo? Además me haces sentir el chico más feliz, cuando estoy contigo siento que puedo hacer cualquier cosa. –Empiezan a besarse. Poco a poco empiezan a subir la intensidad del beso. Sam se aparte lentamente y se sienta encima de él de manera que quedan uno en frente al otro. Siguen besándose-. Sam, estás muy apasionada ¿no?
- Sí. –Vuelven a besarse y entonces Sam empieza a levantarle la camiseta a Mike, pero él la para, la retira de su lado y se levanta.
- Lo siento. No puedo. –Y se va con los ojos en lágrimas.
- Pero Mike. –Él ya no la oye. Sam se queda sola y confusa, aparte de triste. Mike sigue caminando hasta su cabaña, entra y se tumba en la cama. Katy le ve y entra también.
- ¿Te pasa algo Mike?
- No puedo hacerlo. No puedo.
- ¿Qué ha pasado?
- Estaba con Sam en la orilla del lago, estábamos besándonos y bueno parecía que iba a pasar. Empezó a subirme la camiseta y recordé lo que me dijo Alex de Sam.
- ¿El qué?
- Cuando Sam estaba en España, tenía un novio, Mario. Al principio estaban bien pero él la presionó para que se acostase con ella. Ella no cedió y la pegó y la amenazó. Cuando estábamos allí, lo he recordado y me he sentido miserable por querer aprovecharme de ella y no he podido.
- Pero, Mike, tú no te estabas aprovechando de ella. Simplemente os habéis dejado llevar.
- Es que, no sé. Por un momento me he sentido como un cerdo.
- Mike, eso es todo psicológico. ¿Por qué no hablas con Alex? Ella te puede ayudar.
- Tienes razón, además ella conoce muy bien a Sam.
- Yo hablaré con Sam para ver cómo se encuentra. –Mike se dirige a mi cabaña.
- Hola Alex.
- Hola. ¿Pasa algo? ¿Está bien Sam?
- Sí, sí. Tranquila. Es que estábamos en la orilla del lago y bueno, nos besamos. Sam se puso encima de mí y se podría decir que iba a pasar pero de pronto recordé lo que me contaste del ex novio de Sam y no pude.
- Entiendo. ¿Sabe Sam que lo sabes?
- No. Te prometí que no se lo comentaría y así ha sido. Pero por un momento pensé que iba a hacerle daño y me fui.
- ¿Has hablado con ella?
- No, he venido para que me dieses tu opinión.
- ¿La quieres?
- Sí, tanto como para hacerla feliz el resto de mi vida.
- ¿Y entonces por qué tienes esas inseguridades?
- No lo sé. Es que, no quiero hacerla sentir mal al, bueno, ya sabes.
- Mike, ella te adora y si ibais a hacerlo es porque está dispuesta a entregarse a ti.
- No lo había pensado de esa manera.
- Venga, ahora tienes que hablar con ella y si quieres le puedes comentar lo de Mario, no me importa.
- Gracias Alex. Eres una gran psicóloga y sobretodo una gran hermana.
- De nada. Hasta luego.
- Adiós. –Mike sale y va a buscar a Sam. Al rato la encuentra sentada en un banco-. Hola.
- Hola. –Se la ve muy triste.
- Siento lo de antes. No quería rechazarte.
- ¿Y por qué lo hiciste?
- Porque soy idiota.
- Eso ya lo sé. Pero ¿es que acaso no me deseas?
- Pues claro que te deseo, sé que suena mal a nuestra edad decirlo, pero tú eres la única con la que quiero perder mi virginidad.
- Eso no era lo que parecía.
- Sam ¿te sientes verdaderamente preparada para hacerlo?
- Sí, siento que es el momento.
- Vale, si crees que estás preparada mañana por la noche lo haremos. Pero antes quiero que sepas una cosa. Sé lo de Mario y no te enfades con Alex. Ella me lo contó en confianza porque sabe que no te voy a hacer daño. Por eso no pude. No quise herirte.
- No, Mike. Ha sido mi culpa, te he presionado y yo…
- No, mira vamos a olvidar esto y simplemente nos dejamos llevar. Pero  no hoy, mañana. Lo vamos a hacer bien, quiero que sea romántico porque quiero que sea la mejor experiencia de tu vida, ¿vale?
- Está bien. –Se dan un beso.
- ¿Nos vamos a cenar?
- Sí. –Se levantan, se cogen de la mano y van a cenar. Al día siguiente me levanto temprano, me doy una ducha y voy a desayunar. Por el camino me encuentro con Yosh.
- Buenos días.
- Hola. Oye, ¿sabes qué le pasa a Sonia?
- No. La verdad es que está un poco rara. Desde ayer no me ha vuelto a hablar. Se pasa todo el rato con Martin, el dueño del campamento. –Lo sabía, está intentando ponerle celoso. Es muy tonta.

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