Lectores

viernes, 4 de mayo de 2012

Capítulo 11

- ¿Quién sabe? A lo mejor ha encontrado el amor.
- Pues mejor, así me la quito de encima. –Nos reímos. Vamos al comedor y desayunamos tranquilamente. Después reunimos a los alumnos en la cancha de football-. Bueno chicos, el día se presenta ajetreado. Nos vamos a dar un paseo por el bosque y por la tarde vamos a hacer campeonato de deportes. Sé que no tenéis 10 años pero no os vendrá mal un poco de ejercicio. Hay cancha de football, dos de baloncesto, 2 de volleyball y 4 de tennis. Os pido que cuidéis del material. Bueno, vámonos. –Nos ponemos a caminar en dirección a la montaña. Al medio día volvemos al campamento a comer. Por la tarde les dejamos a los chicos los balones y se ponen a jugar. Yo mientras tanto leo un poco sentada bajo un árbol. Yosh se acerca.
- ¿Qué lees?
- “En un país no tan multicolor”
- Parece interesante. ¿De qué va?
- Una pareja de abuelos están recordando los mejores momentos de su juventud y aprovechan para contarse todo aquello que se han ocultado durante su matrimonio.
- Y, ¿está bien?
- Sí. Se podría decir que es una comedia romántica pero también hay mucho drama. –Oímos una risa incontrolable, vemos que Sonia se acerca con Martin y parece muy feliz.
- Espera un momento. –Le dice a Martin mientras se acerca a nosotros-. Hola, quería pediros disculpas. Sobretodo a ti Alex. Me he comportado como una niña pequeña y me siento muy mal. Yosh, es cierto que creía que sentía algo por ti, pero al conocer más a fondo a este chico me he dado cuenta de que no puedo ser tan tonta y haceros un favor y deciros lo que sentís de una vez. –Se va con Martin y Yosh y yo no podemos evitar mirarnos. Me pongo roja y salgo corriendo en dirección al lago.
- ¡Alex, espera! –Me sigue hasta el lago y me detengo.
- No, otra vez no. –Empiezan a caérseme las lágrimas-. Ya me destrozaste el corazón hace 6 años y no quiero que lo vuelvas a hacer, así que me voy. –Yosh me detiene.
- ¿De qué estás hablando?
- ¿Recuerdas el día que hicimos un picnic para celebrar que íbamos a la universidad?
- Sí.
- Nos pasamos con la bebida y en un momento de confesión te dije que te quería, que estaba enamorada de ti y… soy tan tonta que sigo estando enamorada de ti. Desde que somos pequeños. Al principio cuando éramos pequeños sólo me gustabas pero con el tiempo me enamoré de ti, de tus manías, de tus defectos. Te quiero y sé que no voy a poder amar a otra persona tanto como te quiero a ti y es horrible. Me dijiste que no sentías nada y que sólo querías una amistad conmigo. Eso me hizo ver que nunca serías mío. Estoy condenada a estar sola o a estar con alguien a quien no quiero de verdad. Llámame estúpida por todo esto pero estoy harta de fingir que no siento nada cuando me miras con esos ojos que me vuelven loca. Harta de quedarme callada y no decirte lo que siento. –Me siento muy liberada al decirle eso, incluso sabiendo que nuestra amistad se ha roto para siempre-. Te quiero tanto que haces que te odie. –Me entraron ganas de llorar-. Lo siento. No puedo seguir así. –Me voy corriendo. Yosh se queda atrás confuso.
- Yo…
Una vez en mi cabaña no quiero ni llorar. Me planteo irme del campamento pero no quiero dejar sola a Sam. Ya he pasado por esto durante muchos años. Sólo tengo que mirar al futuro y seguir adelante. Me doy una ducha para despejarme y durante la cena evito a Yosh en todo momento. Al terminar de cenar me voy a mi cabaña y me tumbo en la cama. Me duermo entre pensamientos.
Mientras tanto Sam está muy nerviosa. Ha quedado con Mike en el lago para hablar. Está sentada cerca de la orilla. Al poco rato llega Mike y se sienta junto a ella.
- Hola.
- Hola.
- Hace una noche agradable.
- Sí. Invita a estar aquí fuera.
- Se está muy bien. –Se quedan en silencio.
- Mike, he estado pensando y siento haberme lanzado así. Debes haber creído que estoy deseosa de hacerlo. A lo mejor has pensado que soy un poco promiscua.
- No –la coge de la mano- no te preocupes. No pienso nada de eso. Eres dulce y tierna. Me gusta que seas así. Eres paciente y cautelosa. Eres increíble. –Le da un beso.
- Gracias. –Se abrazan y miran el agua del lago.
- Quizás debamos aplazar esto para otro momento.
- Sí. Tienes razón. –No lo dice muy convencida. Agacha la cabeza.
- ¿Qué te pasa?
- No. Es que ya me había mentalizado.
- Lo siento. Yo creía que no estabas del todo segura.
- No pasa nada. –Le da un beso-. Tienes razón. –Se dan otro beso más largo. Se miran y se vuelven a besar, un beso todavía más largo y con tono apasionado.
- O también podemos dejarnos llevar a ver qué pasa.
- Me parece bien. –Vuelven a besarse, aún más intensamente. Se besan durante casi dos minutos. Después se separan y Sam se levanta, coge de la mano a Mike y le conduce a su cabaña. Entran y siguen besándose. Poco a poco se van acercando a la cama y empiezan a quitarse la ropa el uno al otro. Lentamente se tumban en la cama sin dejar de besarse. Mike se separa un momento de Sam y le dice que espere. Va al baño y al rato vuelve. Se tumba encima de ella y continúan besándose. Terminan de quitarse toda la ropa y una vez completamente desnudos se miran a los ojos.
- ¿Estás segura?
- Sí. –Dicho esto Mike besa a Sam dulcemente. Empiezan lentamente, ninguno sabe qué hacer y Mike no quiere hacerle daño. La mira a los ojos.
- ¿Estás bien? –Asiente y continúa. Cuando terminan Mike se tumba a su lado y le besa la mejilla-. ¿Qué te ha parecido? –Ella se gira y le da un beso en los labios.
- Ha sido genial, pero más aún por haberlo hecho contigo.
- Yo también. El sentir tu cuerpo junto al mío ha hecho que me sienta muy protegido. –Se quedan un rato en silencio mientras se miran-. Te quiero.
- Y yo. –Se dan un beso y se duermen abrazados. Al día siguiente Mike se despierta. Se levanta despacio, se viste, le da un beso en la frente, la deja durmiendo y se va. Al rato Sam se despierta con una sonrisa, se viste y se dirige a mi cabaña.
- Hola.
- Hola Sam. –Estoy con una cara muy tiste y Sam se da cuenta.
- ¿Qué te ha pasado?
- Ayer, le conté todo a Yosh, pero de una manera nada romántica. Le dije que estaba harta de fingir y cuando terminé de desahogarme me fui y le dejé con la palabra en la boca.
- ¿Es así como quieres acabar vuestra amistad?
- No, pero si no puedo tenerle no voy a soportar estar cerca de él. Es mejor que dejemos que las cosas se enfríen.
- Ya, pero ni siquiera dejaste que te dijera lo que piensa. Yo creo que al menos se merece eso.
- Tienes razón. Y ¿tú por qué venías tan contenta? –Se pone roja-. No me lo digas, lo habéis hecho.
- Sí.
- Oh, mi hermanita ya es una mujer. Y ¿qué tal la experiencia?
- No tengo palabras para describirla. Fue como si mil mariposas me llevaran volando por el cielo. No sé, fue el mejor momento de mi vida.
- Bueno, vámonos a desayunar.
- Vale pero luego habla con Yosh, no dejes las cosas así. Sois amigos desde siempre.
- Está bien. –Nos vamos a desayunar y después como hace frío decidimos quedarnos en la sala de cine a ver una película. Me acerco a Yosh y le digo que quiero hablar con él fuera. Vamos a su cabaña y nos sentamos en la cama-. Yosh, después de lo de ayer te mereces una disculpa por haberme comportado así. Estaba enfadada y no quería terminar de esa manera nuestra amistad. Te pido perdón y si aún quieres ser mi amigo te lo agradecería.
- No.
- ¿Qué?
- No quiero tu amistad.
- Pero…
- Me dices que estás harta, que no quieres seguir fingiendo que no sientes nada por mí y te vas sin dejarme decirte nada. Fue muy egoísta por tu parte.
- Lo siento. Estoy muy avergonzada. –Agacho la cabeza. Él me toma la barbilla con su mano y me levanta la cabeza para que le mire a los ojos.
- Alex, te perdono pero no me has dejado contestarte.
- ¿A qué?
- A esto. –Se acerca muy despacio, cierra los ojos, yo hago lo mismo y me besa. El mejor beso de mi vida. Puedo notar su sabor. Nunca me habían dado un beso como ese. Nos separamos lentamente y nos quedamos mirándonos-. Yo también te quiero, te he querido y nunca amaré a otra persona tanto como te quiero a ti.
- ¿Qué? Pero durante todo este tiempo, no me lo has dicho ni yo tampoco.
- Lo sé. Somos idiotas.
- Pero hay una cosa que no entiendo, el día del picnic me dijiste que no sentías nada por mí.
- Alex tú crees que no me acuerdo pero te dije eso porque ya te ibas a Nueva York. Te dijera lo que te dijese te iba a perder de todas formas y quería que siguieras con tu vida.
- Entonces, durante 24 años nos hemos querido y hemos tenido que esperar a que pasase esto para ser sinceros con nuestros sentimientos.
- Ya te he dicho que somos idiotas. Pero más idiota he sido yo por dejarte escapar. –Me da otro beso-. ¿Sabes el tiempo que llevo deseando hacer esto?
- Pues supongo que 24 años. –Nos reímos. Nos damos otro beso y llaman a la puerta. Nos separamos-. No podían ser más inoportunos. –Abre la puerta.
- Oye Yosh que –me mira- lo siento ¿interrumpo algo?
- No, dime.
- Se ha estropeado la televisión y no encontramos al dueño. ¿Puedes venir?
- Sí. Ahora voy.

Capítulo 10

- Hola Sam, ¿qué tal chicos?
- Bien. ¿Estás nerviosa?
- Sí, un poco. Es que no sé cómo es el sitio.
- Tranquila que te va a encantar. –Nos subimos al autobús. Sam se pone con Mike y el asiento al lado mío está vacío. Entra Yosh y se va a sentar a mi lado cuando Sonia le dice que se siente con ella. Yosh me mira y le digo que vaya. Yo miro por la ventanilla. Es tan diferente a España. Cuando voy por la carretera no siento la misma sensación que cuando estoy aquí. Yosh se sienta a mi lado y me libra de mis pensamientos.
- ¿Qué tal?
- Bien. ¿Y Sonia?
- Se ha dormido. –Nos quedamos en silencio mirando por la ventanilla-. ¿Te das cuenta de cómo pasa el tiempo?
- Sí.
- Hace poco estábamos así sentados en el autocar para ir de excursión a la montaña en 4º de ESO y pensábamos en el futuro.
- Tú querías hacerte profesor de una universidad y yo quería empezar a comprender cómo funciona la mente humana.
- Parece que los dos hemos cumplido ese sueño.
- ¿Vas a aceptar la oferta de trabajo?
- Sí. Cuando volvamos de la excursión les llamaré y me iré a la semana siguiente.
- Tienes donde alojarte.
- La universidad me concede una habitación de profesores hasta que encuentre una casa. Me han dicho que puedo usarla indefinidamente si quiero, pero me gustaría echar raíces.
- Sí. Es lo mejor.
- Ya he hablado con la directora. Está de acuerdo porque fue ella quien me recomendó. Está buscando otro profesor.
- Me alegro mucho por ti. Te lo mereces.
- Gracias. ¿Y tú?
- Pues seguiré en el instituto. Me gusta y no puedo dejar de trabajar.
- ¿Qué tal con Bobby?
- Pues el otro día quedé con él para tomar café y muy bien. Estamos bien, parece que lo hemos superado los dos.
- Eso está bien. Tampoco merece la pena que estéis enfadados. Habéis compartido muchas cosas. Mira, ya queda poco. En 5 minutos llegamos. Voy a hablar a los salvajes. –Reímos.
- Vale. –Se levanta y se dirige a los chicos.
- A ver chavales. Estamos llegando lo que significa que en cuanto nos bajemos vais a ir instalándoos en vuestras cabañas. Hemos pedido que dejen un mapa para aquellos que aún no habéis ido y tendréis hasta la 1:30 pm para conocer la zona. A esa hora quiero que estéis todos en el comedor. Para los que no habéis ido nunca es un buffet y los horarios de comida están puestos en la hoja del mapa. Hace frío pero no tanto como para que no podamos hacer actividades al aire libre, eso sí, el que se quiera bañar en el lago, puede ir preparándose para volver a su casa porque enfermos no atendemos. Creo que os ha quedado claro. –Se para el autocar-. Podéis bajar, coger vuestras cosas e instalaros. Nos vemos a la 1:30 pm, por cierto, conectad vuestros GPS en el móvil para que si os perdéis podamos encontraros. Hasta luego. –Dicho esto bajaron todos y empezaron a instalarse. Bajamos nosotros y cogemos nuestras maletas. Sonia se me acerca.
- Alex, ¿me puedes hacer un favor?
- Sí, dime.
- ¿Puedes ir a la oficina central y darles el dinero tú? Es que me encuentro un poco mal y quiero descansar.
- Sí. Voy yo tranquila. –Cojo el dinero y me dirijo a la oficina. Es un poco más grande que el resto de las cabañas. Entro y me acerco a una mesa donde ay un chico muy guapo.
- Hola, acabamos de llegar.
- Hola, bienvenidos. ¿Les habéis dicho que les hemos dejado un mapa en las cabañas?
- Sí, les hemos puesto al día.
- Vale. Aquí te dejo la última parte del dinero.
- Pero si ya me entregasteis el dinero completo hace un mes.
- ¿En serio?
- Sí, la directora me mete el dinero en la cuenta bancaria, como siempre.
- Entonces este sobre –lo abro- está vacío.
- Te has debido confundir. –Me quedo pensando.
- Sí, sabes es que estoy pasando por una mala racha y no sé lo que hago. Perdona.
- Te perdono si cenas conmigo esta noche.
- ¿Qué? Quiero decir, me lo pienso y luego te digo. Hasta luego y gracias. –Me voy y me dirijo a la cabaña de los profesores. Entro bruscamente-. Sonia, me has... –Veo que están Yosh y Sonia.
- Alex, ¿dónde estabas?
- Es que, he ido a dar un paseo, me encontraba mal. –Miro a Sonia desafiante. Yosh se me acerca y me toca la frente.
- Pues fiebre no tienes. ¿Quieres recostarte un rato?
- No si ya se me ha pasado.
- Ahora que me doy cuenta. Aquí sólo hay dos camas. –Claro, por eso quería que me ausentase, para que ellos se quedaran en esta cabaña y tener que irme yo a otra. ¡Será zorra!
- Es verdad. –Dice con tono sarcástico-. Bueno pues alguien tendrá que irse a la otra cabaña.
- Tranquilas que me voy yo. Así estáis las chicas juntas.
- Pero… pero... –Recoge sus cosas.
- Bueno nos vemos en cuanto me haya instalado. –Mierda, ahora tendré que dormir con esta. Al menos no estará a solas con Yosh. Se va Yosh y nos quedamos solas.
- Con que te encontrabas mal, pues que veas que no te ha salido bien la cosa.
- Tu caya, estúpida. Yosh es mío. No te metas entre nosotros.
- Perdona monada pero entre vosotros hay aire.
- Ya, por eso me desea ¿no?
- Tierra llamando a loca. Yosh no quiere nada contigo, si te lo dijo.
- Y ¿tú cómo lo sabes? Bueno eso da igual, me dijo eso pero no es lo que quiere. Ya lo verás. –Empiezo a sacar la ropa de mi maleta y a colocarla. Sonia no para de mirar por la ventana.
- Ahí está. Hasta luego. –Se va dando un portazo-. Hola Yosh. Ya he terminado de alistarme. ¿Quieres que demos un paseo por la zona?
- En realidad iba a enseñarle el sitio a Alex, es la primera vez que viene y no quiero que se pierda. Hasta luego. –Yosh se marcha.
- Y no quiero que se pierda –dice a modo de burla-. Esta no me quita a Yosh. Se va a enterar. Ah, ese debe de ser el dueño del campamento, le voy a dar celos a Yosh.
Mientras tanto Yosh entra en la cabaña.
- Hola, ¿qué tal vas?
- Ya he terminado.
- Bien. ¿Te apetece que te enseñe el campamento?
- Sí. Vamos. –Me lleva por un sendero que cruza el bosque y mientas paseamos vemos a algunos alumnos. Nos paramos en un lago no muy grande que tiene una cascada.
- Mira arriba. Hay un río que termina aquí en el lago. Este sitio por la noche es precioso.
- Sí, puedo imaginármelo. Bueno, vámonos al comedor que ya van a ser y media.
- Sí. Vamos. –Empezamos a comer y por la tarde dejamos que los chicos hagan lo que quieran. Yo me quedo leyendo un libro. Mientras tanto Sam está con Mike en la orilla del lago.
- ¿Te gusta el lago?
- Sí. Es un sitio muy relajante y bonito. –Mike se acerca más a Sam.
- Oye, llevo tiempo queriéndote preguntar algo.
- Dime. –Se acerca aún más y la rodea con su brazo.
- ¿Qué te gusta de mí?
- Pues, me haces sentir segura, me siento querida a tu lado y cuando estoy contigo nada más importa. –Le da un beso-. ¿Y tú?
- Me gusta mucho cuando te ríes. Tu sonrisa es única. –Sam sonríe-. ¿Ves lo que te digo? Además me haces sentir el chico más feliz, cuando estoy contigo siento que puedo hacer cualquier cosa. –Empiezan a besarse. Poco a poco empiezan a subir la intensidad del beso. Sam se aparte lentamente y se sienta encima de él de manera que quedan uno en frente al otro. Siguen besándose-. Sam, estás muy apasionada ¿no?
- Sí. –Vuelven a besarse y entonces Sam empieza a levantarle la camiseta a Mike, pero él la para, la retira de su lado y se levanta.
- Lo siento. No puedo. –Y se va con los ojos en lágrimas.
- Pero Mike. –Él ya no la oye. Sam se queda sola y confusa, aparte de triste. Mike sigue caminando hasta su cabaña, entra y se tumba en la cama. Katy le ve y entra también.
- ¿Te pasa algo Mike?
- No puedo hacerlo. No puedo.
- ¿Qué ha pasado?
- Estaba con Sam en la orilla del lago, estábamos besándonos y bueno parecía que iba a pasar. Empezó a subirme la camiseta y recordé lo que me dijo Alex de Sam.
- ¿El qué?
- Cuando Sam estaba en España, tenía un novio, Mario. Al principio estaban bien pero él la presionó para que se acostase con ella. Ella no cedió y la pegó y la amenazó. Cuando estábamos allí, lo he recordado y me he sentido miserable por querer aprovecharme de ella y no he podido.
- Pero, Mike, tú no te estabas aprovechando de ella. Simplemente os habéis dejado llevar.
- Es que, no sé. Por un momento me he sentido como un cerdo.
- Mike, eso es todo psicológico. ¿Por qué no hablas con Alex? Ella te puede ayudar.
- Tienes razón, además ella conoce muy bien a Sam.
- Yo hablaré con Sam para ver cómo se encuentra. –Mike se dirige a mi cabaña.
- Hola Alex.
- Hola. ¿Pasa algo? ¿Está bien Sam?
- Sí, sí. Tranquila. Es que estábamos en la orilla del lago y bueno, nos besamos. Sam se puso encima de mí y se podría decir que iba a pasar pero de pronto recordé lo que me contaste del ex novio de Sam y no pude.
- Entiendo. ¿Sabe Sam que lo sabes?
- No. Te prometí que no se lo comentaría y así ha sido. Pero por un momento pensé que iba a hacerle daño y me fui.
- ¿Has hablado con ella?
- No, he venido para que me dieses tu opinión.
- ¿La quieres?
- Sí, tanto como para hacerla feliz el resto de mi vida.
- ¿Y entonces por qué tienes esas inseguridades?
- No lo sé. Es que, no quiero hacerla sentir mal al, bueno, ya sabes.
- Mike, ella te adora y si ibais a hacerlo es porque está dispuesta a entregarse a ti.
- No lo había pensado de esa manera.
- Venga, ahora tienes que hablar con ella y si quieres le puedes comentar lo de Mario, no me importa.
- Gracias Alex. Eres una gran psicóloga y sobretodo una gran hermana.
- De nada. Hasta luego.
- Adiós. –Mike sale y va a buscar a Sam. Al rato la encuentra sentada en un banco-. Hola.
- Hola. –Se la ve muy triste.
- Siento lo de antes. No quería rechazarte.
- ¿Y por qué lo hiciste?
- Porque soy idiota.
- Eso ya lo sé. Pero ¿es que acaso no me deseas?
- Pues claro que te deseo, sé que suena mal a nuestra edad decirlo, pero tú eres la única con la que quiero perder mi virginidad.
- Eso no era lo que parecía.
- Sam ¿te sientes verdaderamente preparada para hacerlo?
- Sí, siento que es el momento.
- Vale, si crees que estás preparada mañana por la noche lo haremos. Pero antes quiero que sepas una cosa. Sé lo de Mario y no te enfades con Alex. Ella me lo contó en confianza porque sabe que no te voy a hacer daño. Por eso no pude. No quise herirte.
- No, Mike. Ha sido mi culpa, te he presionado y yo…
- No, mira vamos a olvidar esto y simplemente nos dejamos llevar. Pero  no hoy, mañana. Lo vamos a hacer bien, quiero que sea romántico porque quiero que sea la mejor experiencia de tu vida, ¿vale?
- Está bien. –Se dan un beso.
- ¿Nos vamos a cenar?
- Sí. –Se levantan, se cogen de la mano y van a cenar. Al día siguiente me levanto temprano, me doy una ducha y voy a desayunar. Por el camino me encuentro con Yosh.
- Buenos días.
- Hola. Oye, ¿sabes qué le pasa a Sonia?
- No. La verdad es que está un poco rara. Desde ayer no me ha vuelto a hablar. Se pasa todo el rato con Martin, el dueño del campamento. –Lo sabía, está intentando ponerle celoso. Es muy tonta.

Capítulo 9

- No, yo nunca te dejaré. Prometí que seríamos amigos para siempre y no voy a fallarte. –Me estuvo consolando un rato y después salimos a comer fuera los tres.
- Os agradezco mucho que estéis apoyándome. Sois muy importantes para mí. Sé que no siempre he sabido recompensar todas las veces que habéis estado a mi lado y os pido perdón.
- ¿Perdón? Somos nosotros los que tenemos que darte las gracias por ser como eres.
- Alex, tu siempre me has ayudado, en lo bueno y en lo malo. Fuiste la única que no me dejó apartado el año en que me pusieron aparato. Estuviste siempre conmigo y no te importó que se burlaran de ti. Has sido la mejor amiga que alguien puede desear y estoy seguro de que Niki piensa como yo.
- Es cierto. Siempre has sido como una madre para mí. Recuerdo que siempre me ayudabas con los deberes y me defendías de las tontas que siempre me tiraban del pelo. Mamá y papá están muy orgullosos de ti.
- Os agradezco todo esto. Sois los mejores. No podría vivir sin vosotros. –Comimos. Después nos fuimos a casa.

Pasan los días y llega Nochebuena. Lo tenemos todo preparado. Vamos a cenar con la familia de Mike. Sam está muy nerviosa porque va a ser la primera vez que cena con sus suegros. Empezamos a cenar y charlamos de nuestras vidas y de anteriores cenas de Nochebuena. Sam queda con Mike y Katy para salir por ahí en Navidad así que estoy sola en casa con Yosh. Estamos viendo la tele.
- Por cierto Yosh, ¿has hablado con los que te quieren contratar en la universidad de Washington?
- No, me dijeron que me decidiera en enero.
- ¿Has decidido ya?
- No. Por una parte es una gran oportunidad pero por otra, dejo mi vida aquí. Es una gran decisión y quiero esperar para ver si recibo una señal.
- ¿Una señal?
- Sí. Algo que me haga ver si debo irme o quedarme.
- ¿Es Sonia una señal?
- Lo dudo. Como ya te dije no es nada serio. Nos divertimos juntos pero los dos sabemos que no estamos hechos el uno para el otro. Y tú, ¿qué tal con Bobby?
- Siniestro total. Es muy duro pero no puedo estar con una persona que no confía en mí.
- ¿Has hablado con él?
- Sí, me ha pedido perdón y me ha dicho que tengo razón. Hemos quedado como amigos.
- Es lo mejor.
- Sí. Cambiando de tema. Al final no me has contado cuántas chicas te dieron calabazas en la universidad.
- No quiero hablar de ello. –Se pone muy serio.
- Lo siento Yosh. No quería ofenderte. –Se empieza a reír.
- Te lo has creído.
- Eres, eres… Más te vale que corras.
- No te tengo miedo.
- Pues deberías o ¿no recuerdas que siempre he sido más rápida que tú?
- Es verdad. –Se levanta y se va corriendo. Voy detrás de él.
- Ven aquí y dímelo a la cara.
- No que me pegas.
- Si no te voy a hacer nada.
- ¿Me lo prometes?
- Sí.
- Vale. –Para y le empujo un poco-. Has dicho que no me ibas a hacer nada.
- Mentí. –Salgo corriendo y él me persigue-. No vas a cogerme.
- Ya lo veremos. –Empezamos a correr alrededor del sofá y él se da media vuelta, me agarra, me empieza a hacer cosquillas y nos caemos al sofá-. ¿Ves cómo te he cogido?
- Has hecho trampa.
- Eso no es verdad.
- Sí, has hecho trampa, como haces siempre.
- Mentira. –Y sigue haciéndome cosquillas.
- Por favor para. Me voy a morir de la risa. –Para.
- Nunca me había reído tanto.
- Sí, ha sido divertido volver a la infancia. –Nos miramos a los ojos y lentamente nos vamos acercando el uno al otro hasta casi besarnos. Sólo nos separan unos pocos centímetros y entra Sam.
- Lo siento. –Nos separamos bruscamente-. Espero no haber interrumpido nada.
- No, tranquila. Yo ya me iba a ver a Sonia. Nos vamos a patinar.
- Sí, yo iba a recoger un poco mi habitación. Que te lo pases bien. –Sam se queda un poco confusa. Va a mi habitación.
- Oye Alex. ¿Se puede saber qué os pasa?
- No sé. Estábamos hablando de no me acuerdo, después nos empezamos a perseguir y acabamos en el sofá a punto de besarnos. Ha sido todo muy extraño.
- ¿Hay algo entre vosotros?
- ¡Qué va! No sé. Es como si se hubiera detenido el tiempo y sólo existiéramos él y yo.
- Suena a peli de pastelada romántica.
- Sí, pero lo que dicen es verdad.
- Ay, Alex. Sigues enamorada.
- No, yo no… ¡Ay! Sigo enamorada. Pero ¿por qué? Creí que lo había superado. ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí?
- Per si no hay ningún problema. Tú estás soltera y él, bueno, todos sabemos que no quiere a Sonia.
- Sí, pero tampoco me quiere a mí.
- Eso no lo sabes.
- Ya te lo digo yo. Él nunca ha sentido nada por mí y ahora no ha cambiado.
- Y ¿por qué casi os besáis?
- No, la cosa no ha sido así. Yo he sido la que iba a besarle.
- Perdona pero cuando he entrado he visto que no eras la única que ha cerrado los ojos y se disponía a besar.
- Son imaginaciones tuyas.
- Per ¿por qué te cierras? No estás del todo segura de que no sienta nada por ti.
- Sí lo estoy.
- No.
- Te digo que sí.
- No. –Empezamos a alzar la voz-. Estoy segura de que sabes que siente algo por ti.
- Sam, tú no sabes nada. Entre nosotros no ha habido nada, no hay nada y nuca lo habrá. ¿Vale? –Empiezo a sollozar.
- Pero, ¿es que acaso te dijo algo?
- Sí. El día que quedamos para hacer un picnic porque habíamos aprobado Selectividad, bebimos un poco y se lo dije. Le confesé que estoy enamorada de él.
- Y ¿qué dijo él?
- Se puso muy serio y me dijo que lo sentía pero que no era recíproco. Él sólo quería una amistad conmigo. Me destrozó el corazón.
- Pero estaba borracho, no pensaba lo que decía.
- Sam aún te queda mucho que aprender. Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. Además al día siguiente no se acordaba de nada. Evité tener una relación incómoda así que lo dejé estar como si no hubiera pasado nada, pero yo sé la respuesta a mi pregunta.
- Lo siento.
- No pasa nada. Dicen que es mejor haber amado y perdido que no haber amado nunca y si él no siente lo mismo es porque hay otra persona por ahí.

Sam y yo no hemos vuelto a hablar de ello. Ya ha pasado Año Nuevo y tenemos que volver a la rutina. Estoy en mi clase repasando las notas que hice en la reunión que tuve con los padres de Cameron. Les comenté que no estaba segura de que fuese una buena idea dejarla ir a la excursión. Me prometieron que si mejoraba las notas estarían de acuerdo en darle permiso. Yo acepté aunque no del todo convencida. Alguien  llama a mi puerta y dejo las notas para luego.
- Adelante.
- Soy yo.
- Hola Yosh. Dime. –Desde el incidente del casi beso ha estado muy distante de mí.
- Cómo he visto que tenías un rato libre, he querido venir a hablar contigo.
- ¿Pasa algo?
- Últimamente he notado que Sonia me está cogiendo demasiado cariño. Creo que quiere que esto sea serio. Me está forzando para que nos acostemos y no creo que sea una buena idea.
- Pero lleváis saliendo unos meses, ¿aún no habéis hecho nada?
- No, porque yo creía que quedábamos juntos para pasarlo bien, pero nunca como una verdadera cita. Yo no la considero mi novia pero ella sí.
- Pues tienes que aclarárselo.
- Por eso estoy aquí. ¿Cómo se lo digo sin hacerle daño?
- Dile que no te ves preparado para una relación seria y que respete tu opinión. Si no quiere tendrás que dejar de verla.
- Vale. Gracias Alex. –Me da un beso en la mejilla-. Adiós, nos vemos en casa.
- Hasta luego. –Menos mal que él no quiere nada con ella. No me fío ni un pelo de esa chica. La veo capaz de cualquier cosa. Ahora que lo pienso ya queda sólo una semana para irnos a la excursión y aún no he preparado nada. Tengo que quedar con Yosh y el otro profesor que venga para pensar en las actividades, el reparto de habitaciones y todo. Voy a hablar con los alumnos a ver con quién quieren dormir.


Madre mía qué rápido se ha pasado la semana, y es
domingo por la tarde. Voy a ver cómo va Sam con la
maleta.
- Hola, ¿qué tal vas?
- Ya estoy terminando. ¿A qué hora sale el autocar?
- A las 8:00 am. Tardaremos dos horas y media en llegar más o menos. Una pregunta, no sé si te acuerdas de la conversación que tuvimos hace tiempo en la que me preguntaste qué deberías hacer con lo de Mike y el campamento.
- Sí, lo recuerdo.
- ¿Has decidido algo?
- En parte. He hablado con Mike y él está tan nervioso como yo, no creo que hagamos nada.
- Me parece bien aunque si llegara a pasar algo llevo preservativos, la seguridad ante todo.
- Y ¿por qué llevas preservativos?
- ¿Te crees que los profesores somos tontos? Sabemos que muchos van a aprovechar la ocasión y tenéis todos casi 18 años, no os juzgo porque al fin y al cabo podéis hacer lo que queráis. Los llevo para que no haya disgustos. Ya he pasado por ello.
- ¿En serio?
- Sí. Cuando estaba en la universidad con mi novio, se nos rompió el condón y estábamos muy nerviosos. Al final no pasó nada.
- Te agradezco que seas tan abierta conmigo.
- Soy tu hermana, que esté a tu cargo no significa que nuestra relación sea como la que tenías con papá y mamá. Entiendo por lo que estás pasando porque lo pasé hace poco. Bueno, ¿te apetece que pidamos comida china para cenar?
- Sí. ¿Va a cenar Yosh con nosotras?
- Voy a preguntárselo. –Bajo y me dirijo a la habitación de Yosh. Tiene la puerta abierta, está haciendo la maleta.
- Toc, toc. –Se gira.
- Hola. Pasa.
- ¿Te vas a quedar a cenar?
- Sí. Por cierto, me ha llamado la directora. Me ha dicho que Marcus no va a poder venir a la excursión. Se le ha adelantado a su mujer el parto. Está buscando otro profesor para que vaya aunque a estas horas, vamos a tener que ir nosotros solos.
- Bueno, habrá que estar más pendiente de los chicos.
- De todas formas me avisará luego.
- Vale. Voy a pedir ya la cena. Te aviso cuando esté.
- Oye Alex, antes de que te vayas.
- Dime.
- He hablado con Sonia como me dijiste y parece que se lo ha tomado muy bien. Me dijo que sólo se quería acostar conmigo porque creía que teníamos una  amistad con favores.
- ¿Sexuales?
- Sí. Es un poco rara. Pero le dije que yo no quería algo así. Me ha dicho que no pasa nada.
- Me alegro de que lo hayáis resuelto. –Llaman al timbre-. Abro yo. –Me dirijo a la puerta y abro.
- ¡Hola! Ah, eres tú. ¿Está Yosh?
- Hola a ti también Sonia. Sí, pasa, le diré que has venido. –Entra y cierra la puerta. Voy a avisar a Yosh.
- Hola Sonia.
- ¡Yosh! ¿A que no sabes quién va a ir a la excursión en vez de Marcus?
- ¿Quién?
- Yo. –Le abraza-. ¿A que es genial?
- Estupendo. Así nos divertiremos más ¿verdad Alex?
- Sí, cómo no. –Dios, se va a armar la gorda.
- Bueno me voy que tengo que preparar la maleta.
- Vale, hasta mañana.
- Adiós, Alex.
- Adiós. Bueno voy a pedir la comida. –Cenamos tranquilos y nos vamos a dormir. Nos levantamos temprano, nos duchamos y nos vamos al instituto. No tardaron en venir los alumnos con sus padres.

Capítulo 8

- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Escueeceeeeee!
- ¡¿Yosh?! ¡Yosh! –Se pone de rodillas mientras se estremece de dolor-. Lo siento mucho, pensé que eras un ladrón o algo así y como me has puesto la mano en el hombro, yo, yo… mejor te llevo al baño.
- ¡Sí, por favor! –Le llevo con cuidado al baño y se lava los ojos. Cuando le calmó el dolor se seca con papel y se me queda mirando con los ojos rojos-. ¿Los tengo muy rojos?
- Un poco. De verdad que lo siento.
- ¿Se puede saber con qué tipo de espray anti-violadores me has rociado?
- Con perfume. –Nos reímos-. Lo siento mucho, por favor perdóname.
- Tranquila, claro que te perdono. –Le acompaño al gimnasio.
- ¿Qué haces aquí? –Veo que tiene una maleta en el gimnasio-. ¿No me digas que estás viviendo aquí?
- Sí… el otro día me echó mi casera porque se ha jubilado y necesitaba el piso y aún no he encontrado otro.
- Aquí no te vas a quedar. Te vienes ahora mismo a mi casa y no quiero objeciones.
- Alex, no puedo aceptarlo, no puedo gorronearte.
- Pero qué dices, si soy yo la que está invitando.
- Que no, que además me sentiría incómodo con tu hermana, al fin y al cabo soy su profesor. Y tú tienes novio y seguro que no le hace mucha gracia.
- Tú por eso no te preocupes, lo entenderá. Además hemos sido amigos 18 años. Vamos, y no te resistas que no quiero llevarte a la fuerza.
- No serás capaz.
- ¿Es que no recuerdas aquel verano en que…?
- Vale, vale, te atreves, mejor vámonos, ah por cierto, me dijiste que eso era agua pasada.
- Sí, pero siempre viene bien para chantajearte un poquito. –Hicimos una apuesta, él perdió y el precio a pagar era bajarle los pantalones delante de las chicas, cómo me pude reír-. Vamos que te ayudo a coger tus cosas y nos vamos.
- Pero, ¿tienes espacio?
- Sí, tranquilo. Tengo tres habitaciones, mi hermana duerme en la de mis padres y tú en la de invitados. Y tranquilo, no tiene baño propio pero puedes usar el de abajo, Sam y yo usamos el de arriba.
- Pero, ¿estás segura de esto?
- Qué sí.
- Está bien, pero te tengo que pagar algo, porque si no, no iré.
- Vale, ya hablaremos de dinero. Vámonos. –Cojo parte de sus cosas y las llevo a mi coche. Le indico el camino a mi casa. Una vez arriba:
- Oye Sam. Tengo que decirte una cosa.
- Dime.
- Me he encontrado a Yosh viviendo en el gimnasio y bueno le he dicho que se venga aquí hasta que encuentre otro piso, es que su casera le ha echado así que le tendremos por aquí algunos días. ¿Te parece bien?
- Sí, claro. De todas formas es tu piso.
- Ya, pero tú de momento vives aquí provisionalmente así que tu opinión importa.
- Vale. No pasa nada. Además podría sacar partido a esta situación. Eh, Yosh.
- Dime.
- Esos exámenes que rulen.
- Más quisieras.
- Estaba de broma. –Le guiña un ojo a Yosh.
- Bueno. –Le acompaño a la habitación -. Te dejo para que te instales.
- Muchas gracias Alex. No sabes el favor que me estás haciendo. Ya me estaba cansando de dormir en colchonetas. –Se me acerca y me abraza. Disfruto cada segundo y percibo un dulce olor a colonia.
- No me lo puedo creer. ¿Aún llevas la colonia que te regalé cuando terminamos el instituto?
- Sí. Me gustó tanto que es la única que me pongo. –Le sonrío.
- Bueno, te aviso luego para la cena. –Le dejo y cierro la puerta. Me apoyo contra la pared y no puedo contener un suspiro. Le tengo tan cerca pero a la vez tan lejos. Me pongo a hacer la cena. Al rato Yosh sale de la habitación y se pone a ver la tele con Sam, se llevan tan bien. Siempre que venía mi casa cuando éramos pequeños le traía un caramelo. Me confesó que le gustaban mucho los niños y que quería tener muchos cuando fuera mayor. Llaman a la puerta y mientras Sam va a abrir recuerdo que esta noche se iba a quedar a dormir Bobby. Voy corriendo a abrir yo la puerta.
- Hola cariño. Siento llegar tarde pero he tenido que llevar los bocetos a un cliente a la otra punta de la ciudad.
- No te preocupes, la cena aún no está lista. Escucha, te quería comentar que ¿te acuerdas de Yosh? No tiene dónde dormir y le he dejado que se quede aquí mientras tanto así que no te extrañes si le ves a menudo por aquí, ¿vale? –Le doy un beso.
- No tranquila. Me has hablado mucho de él y es tu amigo, no me importa que esté aquí.
- ¿Estás seguro?
- Que sí. No soy una persona celosa.
- Gracias. –Me da un beso y le acompaño al salón.
- Hola Yosh. –Yosh se levanta y se dan un apretón de manos.
- Vamos a cenar.
- Yo me voy. Un placer haberte visto Bobby.
- ¿No te quedas?
- No, he quedado con Sonia. Hasta luego.
- Adiós. –Nos pusimos a cenar y Bobby se quedó a dormir. No puedo conciliar el sueño. Son las 3 de la mañana y bajo a por un vaso de zumo. Mientras lo bebo abren silenciosamente la puerta de la entrada. Es Yosh.
- ¿Llegas a estas horas?
- Sí, me he distraído con Sonia. Hasta mañana. –Me voy a dormir.
- ¿Era Yosh?
- Sí. ¿Qué haces despierto?
- Te he oído levantarte.
- Siento haberte despertado.
- Y ¿qué se cuenta?
- ¿Estás celoso? –Se lo dije sensualmente y me acerco a su cara.
- No. Ya te dije que no soy celoso.
- Te estaba chinchando. Vámonos a dormir.
- Hasta dentro de unas horas. –Me da un beso y me quedo dormida-. Alex, despierta. He hecho el desayuno.
- Mmm, qué rico.
- Estaba pensando en que después de desayunar nos podríamos dar una ducha.
- Vale. –Nos duchamos y bajamos para irnos-. Buenos días.
- Hola Alex, me voy que Mike me está esperando abajo.
- Hasta luego cariño.
- Yo también me voy. Te llamo luego. –Bobby me da un beso y se va.
- Y ¿qué tal ayer con Sonia?
- Bien. Me invitó a cenar en su casa.
- Parece maja. –Recuerdo lo que me dijo cuando la conocí.
- Sí, pero como ya te dije no veo que esta relación vaya a ir muy lejos.
- Bueno, me voy que tengo que entregar un informe a la directora.
- Hasta luego. –El día se pasó volando. Vuelvo a casa y como sólo con Yosh porque Sam me dijo que iba a comer con Katy y Mike. Después me quedo viendo la tele con Yosh. Al poco rato suena su teléfono.
- ¿Dígame?...Sí… ¿En serio?...De acuerdo…Vale, muchas gracias…Adiós. No me lo puedo creer.
- ¿Qué pasa?
- Me han ofrecido un puesto de trabajo en la universidad de Washington.
- ¿En serio? ¿Has aceptado?
- Me han dicho que tengo hasta finales de enero para decidirme.
- Y ¿qué vas a hacer?
- No lo sé. Es una gran oportunidad, siempre quise trabajar en una universidad. Ya veré. –En el fondo no quiero que se valla.

Los días fueron pasando y cada vez notaba más celoso a Bobby. Ya queda menos para navidad y se empieza a notar en el ambiente.
- Sam, papá y mamá me han dicho que no van a poder estar aquí para Nochebuena ni tampoco para año nuevo porque a papá le han ofrecido pasar ambas fiestas con la empresa y no puede faltar.
- Me voy a sentir extraña sin pasarlas con ellos.
- Te acabarás acostumbrando.

Esa tarde voy a cenar con Bobby para hablar con él.
- Cariño, me gustaría que hablásemos una cosa.
- Primero yo, te tengo que dar una mala noticia: no voy a poder estar contigo para Nochebuena. Tengo que asistir a una cena-reunión de mi empresa y me han dicho que tengo que realizar unos bocetos. Lo siento. Me encantaría pasarla con vosotras pero no va a poder ser. Pero en Nochevieja sí estoy.
- No te preocupes. Además va a estar Yosh así que…
- ¿Qué va a estar Yosh? –Me interrumpe bruscamente-. ¿No crees que pasas demasiado tiempo con él?
- ¿Ves? De eso precisamente quería hablar. Últimamente estás muy celoso, y me estás empezando a agobiar. Y también me llamas todo el tiempo sólo para preguntarme si estoy con él. Es sólo un amigo, ¿es que acaso no confías en mí?
- Sí que confío en ti, pero, no puedo evitar pensar que va a pasar algo entre vosotros.
- Pero, ¿no te estás escuchando? Me dices que confías y a la vez me dices que te voy a engañar. –Subimos el tono de voz.
- No es eso.
- ¿Ah no? Pues entonces dime qué es. Al principio hasta me alagaba que te apreciase tanto pero ahora, estás paranoico.
- ¿Paranoico? Pero si he visto cómo le miras.
- ¿Le miro cómo? No me puedo creer que me estés haciendo este numerito.
- Eres tú la que va provocando.
- ¿Me estás llamando calientabraguetas?
- Yo no he dicho eso.
- Pues es lo que quieres insinuar. –Se acerca el camarero.
- Perdonen pero les voy a tener que pedir que se marchen, están molestando a los otros clientes. –Nos relajamos un poco.
- Sí, lo siento. Ya nos vamos.
- Será mejor. Lo sentimos. Adiós.
- Adiós. –Nos metemos en el coche.
- Llévame a casa, por favor. –Ponemos rumbo y al llegar nos quedamos en el coche pensativos-. ¿Cómo hemos podido llegar a tal extremo?
- Lo siento.
- Yo también. Bobby, te quiero pero esto se está descontrolando.
- ¿Me estás dejando?
- No, te estoy dando un ultimátum. O los celos o yo. –Hubo silencio-. Ya veo que has elegido.
- No es eso Alex, el problema es que me cuesta mucho cambiar, soy muy celoso.
- No tranquilo. Si ya veo que es más importante tus tonterías que nuestra relación. Adiós.
- Entonces, ¿hemos terminado?
- Dímelo tú. –Abro la puerta y entro en el edificio. Subo en el ascensor, entro en casa, no saludo a nadie, voy a mi habitación, me tumbo en la cama y me pongo a llorar. Sam al verme me sigue y entra sigilosamente en mi cuarto, se acerca a mí.
- ¿Qué te pasa?
- Bobby y yo hemos roto.
- ¿Por qué?
- Es demasiado celoso. Me ha dicho que le costaría mucho cambiar y me he marchado.
- Lo siento. ¿Quieres que te traiga algo?
- No, sólo quiero dormir.
- Vale, hasta mañana. –Se va y me quedo dormida. Al día siguiente me levanto, me doy una ducha  y salgo a desayunar. Menos mal que es fin de semana porque no me apetece ir a trabajar.
- Hola, ¿estás mejor?
- No mucho, pero no puedo estar con alguien así. Supongo que Bobby no era la persona adecuada.
- Oye, Alex. Sam me ha contado lo que te ha pasado con Bobby. Lo siento mucho.
- No te preocupes. Estoy bien. Agradezco tu preocupación.
- Si necesitas algo, sólo dímelo.
- No, tranquilo. –Entro en mi habitación y me pongo a ordenar mi armario, encuentro unas fotos así que no puedo evitar sentarme en la cama a mirarlas. Primero veo unas de cuando tenía cinco años. Después de cuando era una adolescente, ¡cómo se parece Sam a mí!
- ¿Qué estás haciendo?
- Estoy viendo unas fotos de cuando era más joven.
- Vaya, pero si en esta salgo yo.
- Sí, estabas muy guapo con el esmoquin.
- Lo sé, era de mi padre.
- Yosh, siempre te voy a agradecer que me acompañaras al baile después de que no tuviese a nadie con quien ir.
- No tienes que agradecerme nada, somos amigos, estamos para ayudarnos. Mira éstas, eran de cuando nos teníamos que vestir para hacer las funciones de navidad del colegio. Odiaba vestirme de pastorcillo.
- No te quejes que yo un año hice de niño Jesús y eso que soy una chica.
- Es verdad, aprovecharon que tu madre te había cortado el pelo muy corto.
- Estuvieron riéndose dos semanas de mí. Me llamaban el niño. Es increíble lo crueles que pueden llegar a ser los niños.
- Sí. –Yosh sigue mirando las viejas fotos y yo encuentro una en la que salgo con Bobby. No puedo evitar que se me caiga una lágrima-. ¿Estás bien?
- No, es que, hemos roto por una tontería y en el fondo me siento culpable y…-Empiezo a llorar.
- Eh, eh. –Se me acerca y me abraza-. No ha sido culpa tuya. Venga, desahógate todo lo que quieras. –Yo sigo llorando.
- Me siento tan vacía, tan miserable. Tendría que haber tenido en cuenta sus sentimientos.
- Si quieres hablar de ello, adelante. –Me calmo un poco y nos separamos.
- Bobby me dijo que no era celoso pero últimamente me estaba agobiando con llamadas cada dos por tres y preguntándome si estaba con…
- ¿Le diste motivos para estar celoso?
- No, bueno, Bobby está celoso de ti. Cree que como estás aquí le estaba engañando.
- Te lo dije. Debería irme.
- No, por favor quédate, no me dejes tú también. –Me pongo a llorar otra vez. Me vuelve a abrazar.